TERRACOTTA

¿Sabéis cuál es el secreto de esas mujeres que lucen siempre buena cara? Algunas parecen continuamente recién llegadas de un largo fin de semana en la playa… No hay más que verlas: mirada descansada, piel luminosa, bronceada y un largo etc...…lo cierto es que todas tienen en común una cosa: utilizan polvos terracotta!, un básico que no deberá faltar en tu neceser este verano!!!

Inspirados en un viaje al corazón del desierto, los polvos Terracotta capturan los reflejos del sol e iluminan la tez con un resplandor instantáneo, natural y saludable.

Existen muchas opciones en el mercado, pero yo después de probar varias marcas me quedo con Guerlain, una referencia en polvos bronceadores. 

Este año además esta firma nos sorprende con el lanzamiento de sus Terracotta Light, una nueva fórmula que, además de darnos un tono bronceado, incorpora un cóctel de ingredientes activos antioxidantes, vitaminas C y E y minerales revitalizantes que ayudan a la piel a auto protegerse contra la contaminación y los radicales libres, logrando una sensación de confort duradera, a la vez que nos proporciona un tono bronceado todo el año!

Su diseño inspirado en el sol multi – tonal de la primavera, está enriquecido con pequeñas partículas que permiten dar calidez a la piel con un acabado transparente. Los destellos rosas y corales consiguen una tez más fresca y una piel radiante, proporcionando una luminosidad dorada por el sol y un resultado natural. 

Su textura es muy ligera y su fragancia con notas solares de ylang-ylang y azahar son una auténtica pasada!

Reproducen a la perfección un bronceado ligero y natural de larga duración en un solo gesto y está disponible en 6 tonos, para adaptarse a todo tipo de pieles.

Pero, ¿sabes realmente cómo aplicarte estos bronceadores y sacarle el máximo partido?

Eliecer Prince, National Make Up Artist de Guerlain nos desvela sus claves, un decálogo definitivo del bronceado, aquí van sus consejos:

Subir tres tonos no es el objetivo.

Lamentamos decirte que los polvos bronceadores no van a cambiar tu color de piel. Su objetivo es dar calidez y un suave tono dorado. Si quieres fingir que acabas de llegar de un mes en las Seychelles usa primero un autobronceador y añade un toque de polvos de sol.

Dar con el tono.

Desconfía de una firma que no disponga de una extensísima carta de tonos - porque la piel no es sólo “clara” u “oscura”. Por eso, no sólo debe haber varias intensidades, sino también subtonos: más rosados para las pieles frías y más cobrizos y dorados para cutis cálidos. 

Apuesta por el dorado.

No aspires al bronceado ultra intenso de los últimos días de playa: para verte favorecida, nada como el suave dorado que luce tu piel alrededor del tercer y cuarto día al sol.

¿La brocha?  Grande y redonda, por favor.

Necesitas una brocha amplia y generosa para poder distribuir el color de forma uniforme y sin riesgo de que queden líneas de demarcación

El giro esperado.

No uses sólo el extremo superior de la brocha: gírala entre los dedos mientras vas aplicando el color para extenderlo también por los lados de manera uniforme. 

Exceso de producto no, gracias.

Menos es más. No hundas la brocha en el producto como si no hubiera un mañana. Hazlo con suavidad, toma la cantidad justa y sacude la brocha antes de llevarla al rostro para eliminar el exceso.   

Que te haga cosquillas.

Sigue en “modo delicadeza” a la hora de repartir los polvos bronceadores sobre el rostro. La brocha apenas debe rozar la piel si quieres conseguir un efecto transparente y natural. Si te entra la risa, es buena señal. 

Aplicar, difuminar, aplicar difuminar…

Es el ritmo a seguir. Extiende los polvos de sol en las áreas deseadas y difumina, difumina y difumina hasta que no quede producto en la brocha. 

3: el número mágico. 

Es el trazo de aplicación que más favorece. Tiene forma de 3 y comienza en el lateral de la frente, baja hacia la sien y se vuelve a curvar hacia el pómulo. Hay que marcarlo bien, y seguir después el dibujo hacia la línea de la mandíbula. Siempre con movimientos suaves, circulares y amplios.

Aprovecha las sobras. 

Una vez dibujado el “3 imaginario” utiliza el producto sobrante de la brocha para acariciar con sutileza la frente, el puente de la nariz y la barbilla. Después puedes complementar con un colorete de tu gusto.

 Hasta la semana que viene, feliz semana!